Reivindicatio

REIVINDICATIO
El pareo de dos celebridades


1. Observe con detenimiento los compatriotas de las dos fotografías.

2. Determine quién es el personaje de la izquierda. Tómese su tiempo. ¿No lo sabe?, rememore un instante. Tranquilícese. Aspire…espire…cuente hasta diez. ¿En serio no lo sabe? bueno, no importa; pase al siguiente punto.

3. Determine quien es el “personaje” de la derecha.¿Tan rápido tiene la solución? Claro, tiene razón, quién no conoce a Luis Alfredo Garavito, el peor y “más grande” sádico y asesino en serie de niños en toda la historia de la humanidad.


Común al género humano alrededor del mundo es la publicidad general de trivialidades, por otro lado, quienes pretenden acumular gran cantidad de conocimiento no hacen más que llenarse erróneamente de él, por ello, no se lamente por la imposibilidad de solucionar el segundo numeral de los anteriores. Si no fuera por una peculiar característica compartida con los dos retratados y quien escribe este artículo, ni este último lo sabría responder.

El amarillismo salvaje que rige los manipuladores medios de comunicación, solo transmite a los receptores información fácil de digerir, por tal razón, cualquiera sabe que Luís Alfredo Garavito torturó y asesinó más de 170 niños en varios departamentos de Colombia y probablemente en algunos de países vecinos, pero, no cualquiera sabe, aunque muchas veces hayan tenido uno en la mano, que los billetes de veinte mil pesos son un homenaje al astrónomo, ingeniero, y matemático más sobresaliente en la historia del país, el Señor Julio Garavito Armero.


Cualquier persona sabe que al infanticida de Génova (Quindío), le dicen “la bestia”, pero, no cualquier persona sabe que al eminente bogotano del siglo XIX le decían “el sabio”. Es un saber general la biografía detallada del hombre más deplorable para los colombianos, pero, en el olvido se encuentran los adelantos superiores y prematuros aún para los países vanguardistas, logrados por Garavito Armero supliendo la precariedad de los medios tecnológicos con su talento inobjetable. Miles de colombianos a diario pierden la oportunidad de sentirse orgullosos cada vez que ven la luna, pues, ignoran que uno de sus cráteres tiene el apellido de un coterráneo.



Cualquier persona sabe en que centro carcelario se encuentra recluido Garavito Cubillos y observa cual película americana con Coca-cola y palomitas de maíz en mano, las entrevistas que desde allí le realizan los flamantes periodistas nacionales, esclavos acaparadores de televidentes para las adormecedoras cadenas nacionales, pero, ni el 10% de éstas saben que en la capital del país se encuentra la Escuela Colombiana de Ingeniería Julio Garavito.

No me alcanzaría este artículo para seguir despotricando del uno y ensalzando al otro, por eso sugiero las siguientes reflexiones:

a. Apenas termine de leer este artículo, usted lector o lectora, ¿Cuál de los dos nombres anteriores va a poner en el buscador de Google para ampliar la información sobre su vida?

b. Dejando en claro mi posición de que a los violadores se les debe someter al escarnio público como pretende el Concejo de Bogotá, ¿No sería mejor en vez del “muro de la infamia” donde aparecerían este tipo de criminales, la construcción por parte del citado cuerpo colegiado de un “muro del honor” donde aparezcan quienes dejan el nombre de la República de Colombia en alto?.

c. ¿Cree usted lector o lectora, qué tan fluido respaldo tendría la iniciativa de construir un “muro de la infamia” donde aparezcan quienes desfalcan el erario público, robándole a los más necesitados del país?

El debate queda abierto. Opine.

ACLARACIÓN DE VIGENCIA: El anterior artículo fue escrito hace casi un año para un blog amigo que recomiendo visitar (www.elsalmon05.blogspot.com).

En la actualidad, el acto jurídico que dio origen a los muros de la infamia en la capital de la República (como era de esperarse), no tiene vigencia por razones de fondo. Consideró la Corte Constitucional que violaba esta norma la dignidad humana; dignidad humana que no deja de tener un criminal por el hecho de ser condenado. Además, no puede agravarse la pena impuesta al infractor de la ley con este tipo de medidas. No auguré mucha vida jurídica a la citada norma bogotana.

Nada más falta que aprueben los muros del honor...y me ganaría el título de profeta.

Imágenes (billete, luna, Julio Garavito Armero): www.eafit.edu.co/astrocol/juliog.html

(Luis Alfredo Garavito): google.com/imagenes

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